
Todo comenzó cuando Mauro Bergoglio, sobrino del papa Francisco, expresó en el programa de Novaresio que no podía costear el viaje para despedirse de su tío. Conmovida por su situación, una empresaria ofreció cubrir los gastos del vuelo, lo que generó críticas hacia el gobierno por no facilitar el traslado de los familiares del pontífice, mientras una delegación oficial sí asistiría al funeral.
En respuesta, Nahuel Sotelo, secretario de Culto y Civilización, publicó un mensaje en la red social X (anteriormente Twitter) desde Roma, criticando a ciertos periodistas por, según él, utilizar la muerte del papa con fines políticos. Sotelo mencionó haber hablado con un sobrino del papa, quien le habría asegurado que ni él ni su madre tenían intención de viajar al Vaticano. Sin embargo, posteriormente se aclaró que Sotelo se refería a José Bergoglio, otro sobrino del pontífice, lo que evidenció una confusión en su declaración.
«Mi primera reacción ha sido llamar a José Bergoglio, sobrino directo del Papa Francisco, hijo de la única hermana viva del Santo Padre. José, me ha comentado que la decisión de él y de su madre ha sido la de seguir el ejemplo del Santo Padre y en ningún momento analizaron viajar ya que de esa forma, consideran que es la mejor forma de honrar la memoria de Francisco», escribió Sotelo.
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Por su parte, Vanesa Bergoglio aclaró la situación: «Somos los hijos de Oscar Adrian, no somos mediáticos, somos trabajadores y como la mayoría llegamos a fin de mes arañando. Mi hermano realmente quería estar allí, es nuestro último tío. Agradezco a Luis Novaresio y a los medios por permitirle cumplir este viaje».
«Solo quiero que entiendas que acá perdimos a un familiar y no pretendemos que haya grietas políticas. Respeten eso en nombre de mi tío, sino no entendieron nada», manifestó la hermana de Mauro.
Jorge Bergoglio era el mayor de cinco hermanos. Le seguían Alberto Horacio, Oscar Adrián, Marta Regina y María Elena. Mauro, el sobrino que podrá despedirlo en el Vaticano, es el hijo de Oscar, quien murió en 1997, a los 59 años. María Elena es madre de José, el Bergoglio con el que Sotelo se comunicó desde Roma.