qué itinerarios hay, cómo son los barcos y cuánto cuesta


Por las playas de Brasil, por las costas de la Patagonia argentina, por los fiordos chilenos, por las islas del Caribe, por la Antártida, por el Mediterráneo, por los mares de Dubái o de Qatar. Barcos gigantes de miles de pasajeros o buques más pequeños para unos cientos. Una agenda de entretenimiento para todas las edades, con fiestas en la cubierta, Kid’s Club, palestra, toboganes de agua y shows nocturnos en embarcaciones que son un destino en sí mismas. O propuestas de exploración donde el protagonismo está esencialmente en el paisaje y no tanto en el entretenimiento a bordo.

Viajes de 3 o 4 noches, una semana o más de 20 días. Itinerarios circulares, que salen y regresan al mismo puerto, o travesías que parten de una ciudad y te dejan en otra. Barcos temáticos como los de Disney o salidas especiales de fitness, gastronomía o baile. Camarotes internos, otros con ventana o balcón, o suites con servicios de lujo.

El mundo de los cruceros es de lo más variado y hay propuestas para diferentes gustos y presupuestos. Por eso uno de los principales consejos -se repite entre representantes de navieras o de agencias de viajes- es asesorarse antes de reservar. Especialmente los primerizos.

Un crucero representa todas tus vacaciones: el lugar en el que dormís y comés, define qué visitás, cómo te divertís. Requiere asesoramiento”, afirma Joaquín Salgueiro, vicepresidente de Organfur, agencia especializada en cruceros. “Hay barcos más tranquilos, otros que se congestionan más; hay gente que quiere ver un iceberg y otros que quieren fiesta a bordo. No es solo un tema de precios”, agrega y puntualiza que uno de los principales errores es comprar sin averiguar.

Sergio Vidal de Discover Cruises, representante de navieras como Princess Cruises o Holland América, también destaca la importancia de la elección correcta del barco, de las cabinas y los itinerarios, según “la experiencia que quieras tener”.

Clase de baile a bordo del barco. Foto Costa CrucerosClase de baile a bordo del barco. Foto Costa Cruceros

Crucero: vacaciones con todo resuelto

Empecemos por definir qué es un crucero. La RAE dice: “Viaje de placer en barco, con escala en varios lugares”. Un crucerista podría completarla con más detalles. Lo que más se escucha: un gran hotel flotante con servicio all inclusive, que invita a conocer varios destinos sin armar y desarmar valijas, sin preocuparse por buscar hotel, con todas las comidas resueltas y variedad de entretenimiento a bordo.

Es, además, una industria que no para de crecer y superarse. Cada año se incrementa la cantidad de cruceristas y las compañías siguen invirtiendo en nuevos barcos con tecnología de vanguardia.

Las estadísticas de la Asociación Internacional de Cruceros (CLIA) dan cuenta de este fenómeno: en 2019, hubo 29.7 millones de cruceristas en todo el mundo. En 2023, esa cifra llegó a 31.7 millones.

La cubierta con piscinas y jacuzzis del MSC Splendida. Foto MSC CrucerosLa cubierta con piscinas y jacuzzis del MSC Splendida. Foto MSC Cruceros

El crecimiento de casi un 7 % es mucho más interesante si miramos hacia atrás, no mucho, a los tiempos de pandemia. Todos recordamos las imágenes de barcos gigantes varados en distintos puertos del mundo y pasajeros encerrados en sus camarotes. Sin embargo los cruceros muestran su resiliencia y altas expectativas a futuro: calculan que para 2027 estarán cerca de los 40 millones de pasajeros anuales.

Cruceros en Sudamérica

“La industria crece mucho, se asienta el fenómeno de precompra en todo el mundo y la gente le encontró el sentido a esto de recorrer varios destinos sin armar y desarmar valijas, tener todo en un mismo lugar y con un producto que le habla a todos los segmentos, desde gente sola hasta familias, jóvenes, adultos mayores y también viajeros corporativos”, dice Fernando Joselevich, country manager de Costa Cruceros Argentina.

En los barcos de Costa se pueden comprar helados. Foto Costa CrucerosEn los barcos de Costa se pueden comprar helados. Foto Costa Cruceros

Una clave es entender que los cruceros se mueven por temporadas: algunas regiones tienen circuitos todo el año; otras no. Sudamérica está comenzando su temporada fuerte de cruceros, que va desde octubre-noviembre hasta marzo-abril. Algunas de las grandes navieras traen sus barcos y el verano se transforma en una fiesta de cruceros con recorridos por las costas de Argentina, Uruguay, playas de Brasil y sur de Chile.

Ante tanta variedad surgen varios ítems a considerar previos a la compra como puertos de salida, recorrido, escalas, duración, tipo de barco y precios.

Costa Cruceros, por ejemplo, ofrece itinerarios de 3 a 8 noches desde el puerto de Buenos Aires por la costa brasileña y Uruguay con tres barcos, entre ellos el Costa Diadema, uno de los más grandes de su flota, con 1.862 cabinas, varios restaurantes, piscinas e hidromasajes y espacios para chicos y adolescentes.

Una de las cabinas con balcón en el barco MSC Splendida. Foto MSC CrucerosUna de las cabinas con balcón en el barco MSC Splendida. Foto MSC Cruceros

“Una propuesta muy demandada son los minicruceros, de 3 o 4 noches desde Buenos Aires, que son ideales para iniciarse como crucerista o para escaparse unos días”, dice Martín Romano, CEO de la agencia Atrápalo Argentina (hay cabinas internas desde 530 dólares con tasas, impuestos y seguro; hay que sumar propinas y bebidas).

Con itinerarios de 7, 8 y 9 noches, también MSC Cruceros tendrá tres barcos operando en las playas de Brasil (33 salidas desde Buenos Aires). Hay opciones desde 1.000 dólares por persona y para enero, desde 1.300.

Uno de los barcos que llega es el MSC Splendida, con 1.637 cabinas y el exclusivo MSC Yacht Club, un “barco dentro de un barco” -o un club privado-, que por primera vez estará disponible en la región para huéspedes argentinos, explica Javier Massignani, director general de MSC Cruceros Argentina y Latam. Además de sus 71 suites de diseño, este sector especial tiene su propia recepción, mayordomo 24 horas, salón y restaurante privados, piscina cubierta y bar.

Pasar Año Nuevo arriba de un barco fue una de las mejores experiencias, como también las bajadas en los distintos puertos”, dice Micaela Varela, 25 años, que hizo un crucero por Brasil con su familia hace algunos años. No le gustaron tanto los días de navegación sin escalas, y aconseja aprovechar las actividades que se organizan a bordo como juegos o clases especiales.

Una cabina con ojo de buey. Foto MSC CrucerosUna cabina con ojo de buey. Foto MSC Cruceros

También el verano es el momento de los viajes a la Patagonia argentina y chilena -varios salen desde Buenos Aires-, y la Antártida, un mundo aparte. La ventaja de varios itinerarios, tanto a Brasil como al sur, es la salida desde Buenos Aires: llegás al puerto, subís al barco y empezás las vacaciones.

Ushuaia es escala de varios itinerarios patagónicos y punto de partida para muchos cruceros de expedición: “Puerta de Entrada Marítima al Continente Blanco”, según el Instituto Fueguino de Turismo. La ciudad inició la temporada el 17 de septiembre con el arribo del barco Ventus Australis, la primera recalada de 550 estimadas en el puerto.

Cruceros en el puerto de Ushuaia. Foto  Juan Cruz Santana / @ushuaiamagCruceros en el puerto de Ushuaia. Foto Juan Cruz Santana / @ushuaiamag

Irene Jankus, Maestra Nacional Normal y profesora de educación preescolar jubilada, recuerda su viaje por la Antártida e Islas Malvinas con mucho entusiasmo.

“Desde el momento en que llegás al barco, ponés la valija en la cabina y te podés ir a tomar sol en la cubierta, está todo dicho”, dice.

El barco Norwegian Star, en Ushuaia. Foto NCLEl barco Norwegian Star, en Ushuaia. Foto NCL

Destaca la atención a bordo, las charlas sobre los lugares del recorrido, los shows nocturnos, las vistas de los témpanos, la posibilidad de conocer gente de todo el mundo y la emoción de bajar en las Malvinas. “Hasta último momento no sabíamos si se podía bajar (se hace en lanchas y, a veces, el viento no lo permite). Pero llegó el momento y bajamos”.

Su crucero por la Antártida fue panorámico, sin descensos en ese continente (es la propuesta de los barcos más grandes).

Cruceros panorámicos por la Antártida. Foto Princess CruisesCruceros panorámicos por la Antártida. Foto Princess Cruises

Es el caso del barco Norwegian Star (de NCL) que, entre otros, tiene itinerarios de 14 días saliendo y regresando a Buenos Aires con Antártida, fiordos chilenos, Malvinas y otras escalas como Puerto Madryn o Ushuaia (desde US$ 2.099 por persona).

Princess Cruises también sale de Buenos Aires con itinerarios similares: el de 14 noches entre Buenos Aires y Santiago cuesta desde US$ 1.699. De 17 noches con Antártida, desde US$ 1.839.

Otros barcos más pequeños, en cambio, permiten una exploración más cercana, con bajadas en lanchas zodiac.

Como Silversea, dentro del segmento de cruceros de lujo. “Tiene barcos chicos que pueden amarrar en puertos donde los barcos grandes no entran y suelen tener itinerarios más exclusivos”, explica Claudia Lamesa, de Roca Transport System, representante en Argentina de esa naviera y varias más, también alta gama.

Crucero de exploración. Foto SilverseaCrucero de exploración. Foto Silversea

En la Antártida, Silversea ofrece barcos de menos de 300 pasajeros con experiencias espectaculares como caminar en el hielo, navegar en botes, observar fauna local y hasta sumergirse en aguas antárticas.

Este tipo de cruceros de expedición incluye todo en la tarifa: excursiones, bebidas con y sin alcohol, wifi y propinas. La exclusividad, personalización y nivel de servicio tienen su precio: los de expedición rondan los US$ 10.000 por persona. En la flota clásica, hay salidas desde US$ 4.000.

El reino de los cruceros: el Caribe

El Caribe es el reino de los cruceros -concentra el 44 % de los cruceristas-, una región que tiene recorridos todo el año, aunque los meses de “nuestro” verano tienen la ventaja de ofrecer temperaturas menos agobiantes y estar fuera de la temporada de huracanes.

Palestra a bordo. Foto Royal CaribbeanPalestra a bordo. Foto Royal Caribbean

“Hice un crucero de 4 días, de Miami a Bahamas. Me gustaron las postales del paisaje en los puertos llegando o saliendo, las comidas tipo buffet (y en todo momento) y la posibilidad de conocer a otras personas”, cuenta María Sarmiento, médica oftalmóloga, 50 años. Viajó con su marido, les tocó compartir mesa con una pareja mexicana con quienes tuvieron muy buena onda y siguen conectados por redes sociales. Contrataron una cabina interna, la define como “medio encerrada”, pero eligieron por el precio.

A la hora de aconsejar a principiantes María destaca tener en cuenta que en algunas paradas, por cuestiones climáticas, a veces se cancela la posibilidad de desembarcar (les pasó en una escala) y que al momento de comprar, además del precio del itinerario hay que considerar tasas, impuestos, propinas obligatorias y también -según el tipo de crucero- paquete de bebidas.

Una compañía con fuerte presencia en el Caribe es Royal Caribbean, que tiene barcos como el increíble Icon of the Seas, con 2.805 cabinas (y capacidad para 5.610 huéspedes), 6 toboganes “que rompen récords”, una piscina infinita y en suspensión, y hasta un circuito de aventura con el que quedás colgando sobre el mar.

La piscina infinita del Icon of the Seas. Foto Royal CaribbeanLa piscina infinita del Icon of the Seas. Foto Royal Caribbean

Tiene diversos itinerarios, por ejemplo, uno de 7 noches saliendo de Miami y con escalas en Roatán (Honduras), Puerto Costa Maya y Cozumel (México) y Coco Cay (isla privada en Bahamas).

O el Utopia of the Seas -5.668 huéspedes-, con escapadas a Bahamas, de 4 noches, desde Puerto Cañaveral.

Gran parte de los cruceros por el Caribe salen de puertos estadounidenses. Para los que no tienen visa -ni tiempo de tramitarla-, Costa Cruceros tiene propuestas de 7 y 14 noches con salida de La Romana (República Dominicana). Son los llamados “Caribe sin visa”.

Un espacio para chicos a bordo. Foto MSC CrucerosUn espacio para chicos a bordo. Foto MSC Cruceros

De Sudamérica al Mediterráneo: qué son los cruceros de reposicionamiento

Otra región importante es el Mediterráneo: tiene su punto álgido durante el verano europeo aunque hay compañías que sostienen propuestas todo el año.

Espacios dentro de barco MSC Splendida. Foto MSC CrucerosEspacios dentro de barco MSC Splendida. Foto MSC Cruceros

Un tema aparte son los cruceros de reposicionamiento: circuitos que responden a la necesidad de las compañías de trasladar sus barcos de una región a otra por el cambio de temporada.

Como los transatlánticos: entre octubre y noviembre los barcos vienen del hemisferio norte a Sudamérica; en marzo o abril vuelven a EE.UU. o el Mediterráneo. Salís de Buenos Aires y tras unos 20 días de navegación con escalas, llegás a puertos como Barcelona, Marsella o Savona, por ejemplo. Ideal para armar un recorrido terrestre (o volver directamente en avión).

Una ventaja de estas propuestas es que suelen tener precios convenientes considerando días de hospedaje y comidas. La desventaja -solo para algunos- podría ser que hay varios días seguidos de navegación sin tocar puerto.

Diferentes salones para tomar algo. Foto Costa CrucerosDiferentes salones para tomar algo. Foto Costa Cruceros

“Hice un transatlántico, con cinco días de navegación pura, sin parar en ningún puerto. Iba con un gran grupo de amigos, éramos varios matrimonios, y la pasamos muy bien”, recuerda Susana Maresca, docente jubilada y con varias experiencias. “La vida de crucero me gusta”, resume y cuenta que disfruta las charlas a bordo y bajar en distintos lugares para conocer, aunque admite que una contra es el poco tiempo para recorrer cada destino.

Hizo viajes por el Caribe, por el sur de Chile -un barco chico para unos 300 pasajeros- y también por el mar Báltico, que destaca porque estuvo dos noches en San Petersburgo.

Suele viajar en cabina con ojo de buey por un tema de costos: tiene luz, se ve el mar y la tarifa es más accesible que un camarote con ventana o balcón. En sus experiencias nunca tomó excursiones ofrecidas por el crucero: prefiere bajar y ver qué opción encuentra en tierra.

Cruceros en el puerto de Buenos Aires. Foto Turismo Ciudad de Buenos AiresCruceros en el puerto de Buenos Aires. Foto Turismo Ciudad de Buenos Aires

Por el contrario, Alicia Mutilva, abogada y con experiencias de cruceros en varios destinos incluyendo Brasil y Patagonia, prefiere hacer las excursiones que ofrece el barco: “Son más caras, pero tienen ciertas comodidades, como salir primero del barco y asegurarte que, aunque haya alguna demora, nunca te van a dejar en tierra”, explica.

Su primera experiencia fue en cabina interna, pero las siguientes, optó por cabina con ventana, aunque ambas le resultaron muy cómodas.

Experiencias a medida

Las múltiples experiencias dan cuenta de la variedad de opciones y, especialmente, de que cada uno disfruta el barco a su modo.

Uno de los restaurantes a bordo del Costa Fascinosa. Foto Costa CrucerosUno de los restaurantes a bordo del Costa Fascinosa. Foto Costa Cruceros

Por eso, al momento de elegir un crucero es importante tener en cuenta varias cosas.

Desde Atrápalo Argentina sintetizan:

  • identificar el tipo de experiencia que se busca, sea un crucero de lujo, familiar, de expedición o un recorrido temático.
  • comparar las tarifas y lo que incluyen para evitar sorpresas durante el viaje.
  • considerar el tamaño y las características del barco: “Los barcos más grandes ofrecen más actividades, entretenimiento y restaurantes, pero también pueden ser más concurridos. Los más pequeños suelen brindar una experiencia más íntima y exclusiva”.

En definitiva: averiguar, asesorarse, hablar con amigos que hayan hecho la experiencia en algún crucero y elegir. El resto será levar anclas y salir a navegar.



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